El tiempo
va pasando y siento que me quedo en un mismo lugar. Es frustrante cuando vez que todo sigue
corriendo pero tú no avanzas ni un paso. La vida siempre corre pero cada uno de
nosotros va a su propio ritmo; y hay momentos en donde quieres avanzar pero la
vida misma se opone a que sigas.
Estancada
en un camino sin salida, en que solo debes esperar a que el tiempo pase y te indique
hacia dónde vas a ir. El estancamiento
en donde no hay progreso, donde no hay muchas alternativas, en donde nos desafía
como personas. Es como el agua estancada que solo se queda en el mismo sitio,
esperando a una sequía o se rellene con agua nuevamente.
El tiempo
se vuelve pesado, las palabras de aliento no funcionan, vemos a ciegas; el
silencio es profundo, la lejanía es lejana, la esperanza es difícil y todo
parece dar más preguntas que respuestas.
Lo dulce es amargo y lo amargo es más amargo; lo triste es terrible y la
felicidad es ajena.
Doy vueltas
en un círculo vicioso, las curvas son cerradas, el camino va de subida y fácilmente
uno puede resbalar. No sabes cuándo termina todo, y apenas sabes cuándo empezó,
lo único que sé es que llegue a este punto sin saberlo.
El estar
estancada me hace pensar si en realidad las metas que tengo en mente son las
correctas y que debo hacer para poder llegar a ellas, si hay que hacer cambio
alguno. No sé cuándo o como saldré de esta, lo único que tengo asegurado es que
al final de este estancamiento tengo otra lección aprendida.