No fue mi decisión enamorarme de esta manera pero vivir la relación así si lo fue. Ambos supimos en lo que nos metimos. Vivir una relación de pareja para tres. Me ibas a pertenecer pero al mismo tiempo le ibas a pertenecer a alguien más.
Promesas que no se cumplirían, el tiempo vacio, las limitaciones al compartir, amarnos a escondidas, vivir fielmente del pecado y de la traición. Saber que cuando te necesitaría saber que no ibas a estar por estar cumpliéndole, quizás al igual que a mí, a escondidas o lo más probable viviendo la relación abiertamente y sin conflicto alguno.
Saber que la traición brota en el aire, saber que vivimos a las escondidas y se ocultan secretos como si el propósito principal de nosotros es hacer daño, quizás nunca lo ha sido pero siempre hay sufrimiento. Siempre habrá alguien quien no conozca la verdad completa mientras que los otros mentimos a todos y nos mentimos a nosotros mismos. La transparencia nunca existirá porque la claridad no está definida por más honestidad que haya.
No se si de esto se logre algo positivo nada más que una experiencia a nuestras vidas. Las enseñanzas que obtenemos, nos han hecho madurar y en mi caso me he visto mejorar. Tal vez para muchos vivir esta opción es algo factible y quizás lo mejor. Peor yo creo fielmente en que una relación de pareja es una relación de dos porque vivir una relación de tres no es tarea fácil.
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