A quien queremos engañar, a pesar de todo aún nos amamos, lo que pasa es que no lo quieres demostrar. A pesar de que tú fuiste quien me abandonó, sientes lo mismo que yo y no lo puedes negar. Recuerdo ese momento en que decidiste marcharte sin pedirme que te acompañara, solo me deseabas todo lo mejor.
Al despedirnos en el más profundo de los abrazos supe que me mentías, que ese no era el final que querías para nosotros, pero lo dejé a tu discreción ya que fue tu decisión el marcharte. Hablabas y mentías, aunque tú mismo te creías tu propia mentira, siempre negaste que tu amor por mí no estaba muerto.
Tu mirada era fija pero no estabas fijo en lo que decías, el brillo de tus ojos decían que te abrazara con fuerza y que nunca te soltara pero tus palabras decían todo lo contrario. Nada peor que saberlo y que preferías alejarte de mi lado.
Todos cometemos errores y te pedía que me perdonaras pero ya era demasiado tarde, no podía fingir mi dolor ante tu despedida. Fue tan profundo el dolor que me duele hasta recordarlo, pero yo sé que a ti te dolió más el hacer algo que no querías hacer en realidad y por darte la oportunidad o darnos la oportunidad, decidiste irte para no enfrentar y no continuar.
Tus palabras me pueden mentir, tus hechos, gestos jamás mentirán pues todo se ve y nada queda oculto. De todo corazón he deseado que sigas a mi lado pero no te puedo obligar si de verdad no quieres seguir conmigo. Hoy lloraré y te extrañaré aunque finjas que tu no me extrañarás solo sé que el tiempo me dará la razón.
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